07 julio 2025

Planeta orquesta

Conglomerados

Música invisible es un proyecto-laboratorio que comencé en 2002 y que investiga recursos instrumentales específicos en instrumentos solos. En otras palabras, técnicas extendidas, pero "una por vez", profundizando en ciertos aspectos y yendo al corazón de la técnica. Algunos ejemplos son la microtonalidad extrema, el uso de fonemas en la música instrumental, etc. Y es ese material reducido el que dispara otras preguntas sobre otros aspectos del lenguaje musical. Por ejemplo, la interacción del material con la forma, el sonido como creador de espacio y, englobándolo todo, los mecanismos de percepción o técnicas extendidas de la escucha.
Siempre pienso en el sonido como un conglomerado holístico, inseparable de otros rasgos que van más allá de su condición acústica.

Lo propio y lo ajeno

Cuando se utilizan en la orquesta las técnicas extendidas -¡del viejo siglo XX!, la problemática sobre lo simple y lo complejo, cobra otra dimensión, comparada con las posibilidades para el instrumento solista. Al problema del "la rareza acústica en sí" se le agregan los problemas de la multiplicidad, la combinatoria, y además, el desafío de su ejecución. Cierto tipo de recursos, son bastante (bastante mucho) ajenos al cotidiano de la mayoría de las orquestas. 
Hay varios aspectos diferentes relacionados con esta "ajenidad". Uno es la falta de familiaridad de los músicos con estas técnicas, nuevas en el planeta decimonónico de la orquesta. Y otro, desde el corazón de la literatura orquestal, es: ¿qué sucede con la orquestación? ¿Cómo se conjugan estos nuevos recursos desde la escritura de la obra? Dos preguntas para mí fundamentales a la hora de escribir una nueva pieza para orquesta. 

El animal lento

Todos los que hemos trabajado con orquestas, sabemos que la orquesta es un organismo que tiene vida propia y va mucho más allá de sus miembros. El todo es ... mucho! La orquesta, además, es un instrumento en sí mismo, con una arqueología moldeada por los siglos, que dice como se organizan las cosas: maderas por dos, los violines a la izquierda, la percusión atrás y cuidado con el oboe. Cada detalle de la orquesta, lo que para nosotros es lo dado, ha sido trabajado por la gravitación histórica de las obras y la práctica orquestal durante varios siglos.

¿Qué pasa con las leyes de la física en el mundo organicista de la orquesta, cuando las flautas tocan un multifónico o las cuerdas se tocan con la mano? Las leyes de la física en el planeta orquesta cambian. Es como si un día nos levantáramos y, al tratar de hacer un café por la mañana, nos diéramos cuenta de que el eje de la Tierra hubiera sido levemente modificado y el líquido se derrama de la taza. No hay que echarle la culpa al café.

Mensaje en una botella, Tissue, OSN 31-5-25
 

Ese cambio gravitatorio no es un fenómeno nuevo en la orquesta. La orquesta, como organismo (nunca mejor dicho) vivo, se va constantemente automodificando a lo largo de los siglos, cambiando cuerdas, llaves, pistones, parches, cantidad de instrumentos, prácticas y nuevas salas que la contenga. La orquesta devenida instrumento, moldea la música y la música, a su vez, moldea al instrumento, en un diálogo continuo e inseparable.

Con el talón del arco (arco p'arriba) - Tissue, OSN 31-5-25

Esta perpetua adaptación de la orquesta a lo nuevo es algo viejo, y ya está inscripta en el ADN de su orgánico. Ese animal inmenso y lento, aletargado, se va moviendo casi imperceptiblemente con el reloj de los tiempos, siempre un poco detrás y rezongando. Esta movilidad microscópica, pero constante, es la garantía de su supervivencia a lo largo de los siglos. Y una fuente de esperanza y desafíos maravillosos para la música moderna. 

El error programado

Mi pieza Tissue está construida con una profusión considerable de técnicas extendidas, usuales en el repertorio solista y de cámara, menos usuales en la orquesta. Las técnicas son accesibles, relativamente fáciles y funcionan en un 70%, por decir un número. Incluso lo que no funciona del todo produce un resultado que es aceptable en el marco del total. ¡Al menos esa fue mi intención inicial, y la experiencia de escuchar la obra ya cinco veces, con tres orquestas diferentes (en camino a una nueva orquesta!), lo confirma.

Final feliz: OSN, dirección Cecilia Castagneto - OSN 31-5-25

La simplificación rítmica (compases mayormente de 4/4) ayuda a los músicos a concentrarse en la calidad del sonido. Hay tiempo para tocar y tiempo para escuchar. Pensar la música desde el bazar de las técnicas extendidas es como ordenar la casa: cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa. Y también lugar para el error: el error planificado. Si el sonido se rompe, que esa fragilidad sea parte de la obra, un objeto encontrado en el laberinto de la orquesta. Los tutti tienen más sentido que nunca, porque más allá de la acumulación de densidad, crean una red donde la textura inestable de la técnica recién aprendida, funciona de una manera u otra. Las técnicas de la orquesta tradicional se amplían para generar no solo sonidos nuevos, sino estrategias diferentes que lleven la obra a buen puerto.

Lo simple y lo complejo

Pero en mi música, el mundo del sonido es un tiempo con estructura. No es un devenir laxo. La textura orquestal es a la vez una nube y un juego de ajedrez calculado. 

En Tissue, las polirritmias están escritas con notación y son relativamente fáciles de ejecutar individualmente. La estructura matemática de la pieza es casi invisible (que no se le note el hilván, diría Feldman a través de Etkin) y no necesita ser gritada, como los planos de un edificio no necesitan estar impresos en sus paredes. Las cuentas fueron extensamente talladas como filigranas en el momento de componer, para tratar de que los músicos no tengan que contar excesivamente y se puedan enfocar en lo que esta obra pide, que es el sonido.

Mi filosofía es: cuanto más accesible, mejor; cuanto más simple, mejor; cuanto más práctico, mejor. Lo que parece a primera vista sencillo -un cuatro cuartos y notas enteras, casi siempre las mismas en las partes individuales, pero con distintas combinatorias en lo orquestal- responde al concepto de economía de recursos que, por lo general, implica una exuberancia de herramientas considerable y horas y horas eternas de trabajo.

Cecilia Castagneto, directora de Tissue, OSN 31-5-25

Hay complejidades que son, para mí, más elusivas, disfrazadas incluso de simplicidad, como la complejidad del sonido en sí, las polirritmias flotantes, las estructuras que hablan. Hay también una complejidad en el concepto mismo de la pieza, que requiere una capacidad de abstracción considerable por parte de los músicos y de la audiencia. Mi tarea es priorizar lo que es importante en mi música, sin distracciones. Muchas veces la notación deja de ser una herramienta, y se transforma en decorado o en un estorbo.

Multiplicidad 

Si en el juego de las sonoridades hay demasiados recursos, el total se convierte en una nueva nada, donde las cosas no tienen espacio ni jerarquía y no se entienden. El todo es mucho menos que la suma de las partes, y lo demasiado complejo vuelve a transformarse en algo tediosamente simple o falto de interés. El catálogo de recursos superpuestos se vuelve inteligible por la cantidad, y la novedad se pierde en la primera vuelta de página. Eso pasa también en piezas para instrumentos solos, pero la problemática se potencia cuando se escribe para orquesta. Orquestar es también ordenar. 

Notación

Hay veces que la música necesita una notación compleja, imposible si es el caso. Virtuosa e inaccesible. Un brindis por ello. Un brindis por esa necesidad, no por la herramienta. Si vamos a martillar, que haya un clavo.
Muchas (muchísimas) veces, veo a los músicos, a el/la director/a, e incluso a la misma audiencia, haciendo el trabajo que le corresponde al compositor: diferenciar el árbol del bosque, separar la paja del trigo, ir al grano, etc., para así, poder encontrar un relato coherente en la confusión general de una partitura, que muchas veces, no dice nada pero con muchas palabras. Una cosa es la notación, y otra el que la usa. 

Fácil es un término con connotaciones negativas, implicando desgano, superficialidad, falta de interés. Por eso prefiero la palabra simple: lo simple, por lo general, es muy difícil.
Mucha música se queda atrapada en las cuerdas de una notación florida que da cuenta más de la notación que de la música. Esa complejidad obvia no deja de ser una barrera, un impedimento para la verdadera complejidad de la música que no deja de ser un eco, una extensión, de la complejidad del mundo que la abraza. 

La audiencia: ese monstruo de mil cabezas. Tissue, OSN 31-5-25
 

 Fotos: Daniel Nicolas